Tercera sesión: Historia Eclesiástica
1) Las primeras persecuciones
i.
La Persecución Bajo Nerón
67
(Lucio Domitio Claudio
Nerón) Emperador romano, último de la dinastía Julio-Claudia (Anzio, Lacio, 37
- Roma, 68). El reinado de Nerón (54-68) bajo la guía de hombres como Séneca,
el poeta y filósofo romano tuvo cinco años de reinado bastante tranquilos.
Luego empezó a convertirse en un tirano sin escrúpulos, interesado tan sólo por
gozar de los placeres de la vida .hizo asesinar a su madre, en 59 d.C, en 62
d.C. hizo matar a su esposa, más tarde mató a su hermano y a su maestro,
Séneca. Hizo arder la ciudad de Roma para reconstruirla a su gusto (64); desató
persecuciones contra los cristianos acusándoles de ser los culpables del
incendio;.
Ella era demasiado
poderosa. Su "insania y furia al ver a su hijo deslizarse fuera de su
control" llevó a Nerón a creer que era una amenaza para su poder.
El historiador Philip
Schaff dice que "su origen judío, su indiferencia ante la política y los
asuntos públicos, su aversión a las costumbres paganas, eran interpretadas como
un 'odium generis humani' (odio de la raza humana), y esto hizo que un
intento de parte de ellos de destruir la ciudad fuera lo suficientemente
plausible como para justificar un veredicto de culpables". Schaff dice que "ahí comenzó un carnaval
de sangre como nunca había visto la Roma pagana y nunca vería después... Una
'vasta multitud' de cristianos fueron muertos de la forma más
espantosa". Algunos fueron
crucificados, algunos envueltos en pieles de animales cosidas y arrojados a los
perros, algunos fueron cubiertos de brea, clavados a postes de madera y
quemados como antorchas. Fue como consecuencia de esto que Pedro y Pablo
entregaron sus vidas con diferencia de un año entre uno y otro. Cuando el Senado y los patricios se le
volvieron en contra, tres años después se rebelaban contra él los gobernadores
de las Galias, la Hispania y Lusitania; la rebelión halló eco en el Senado, que
acordó deponer al emperador en el 68. Nerón se hizo matar por su secretario
cuando iba a ser arrestado, dando paso a un año de confusión en el que pugnaron
por el poder cuatro emperadores (Galba, Vitelio, Otón y Vespasiano).
ii.
La Persecución Bajo
Domiciano 96
(Roma, 51-id., 97)
Emperador romano (81-97). Hijo de Vespasiano, a la muerte de su hermano Tito
fue proclamado emperador e inició un reinado que ha sido considerado de manera
muy negativa por los historiadores. El
emperador Domiciano, de natural inclinado a la crueldad, dio muerte primero a
su hermano, y luego suscitó la segunda persecución contra los cristianos. En su
furor dio muerte a algunos senadores romanos, a algunos por malicia, y a otros
para confiscar sus fincas. Luego mandó que todos los pertenecientes al linaje
de David fueran ejecutados. Entre los numerosos mártires que sufrieron durante
esta persecución estaban Simeón, obispo de Jerusalén, que fue crucificado, y
Juan, que fue hervido en aceite, y luego desterrado a Patmos. Flavia, hija de
un senador romano, fue asimismo desterrada al Ponto; y se dictó una ley
diciendo: «Que ningún cristiano, una vez traído ante un tribunal, quede exento
de castigo sin que renuncie a su religión». Otra dificultad fue que cuando cualquier cristiano
era llevado ante los tribunales, se les sometía a un juramento de prueba, y si
rehusaban tomarlo, se les sentenciaba a muerte, mientras que si se confesaban
cristianos, la sentencia era la misma.
Otros
mártires fueron; Dionisio, el areopaguita, Nicodemo, un benevolente cristiano, Protasio
y Gervasio fueron martirizados en Milán. Timoteo, el célebre discípulo de San
Pablo, fue obispo de Éfeso, donde gobernó celosamente la Iglesia hasta el 97
d.C. En este tiempo, cuando los paganos estaban para celebrar una fiesta
llamada Catagogión, Timoteo, enfrentándose a la procesión, los reprendió
severamente por su ridícula idolatría, lo que exasperó de tal manera al pueblo
que cayeron sobre el con palos, y lo apalizaron de manera tan terrible que
expiró dos días después por efecto de los golpes
iii.
La persecución Bajo Trajano
108
(Marco Ulpio Trajano;
Itálica, actual España, 53-Selinonte, hoy Sicilia, 117) Emperador romano.
Miembro de una familia de la pujante aristocracia de la Bética, desarrolló una
brillante carrera militar a lo largo de los reinados de Domiciano y Nerva. En
el año 97, Nerva lo adoptó y lo asoció a la sucesión imperial, con lo que se
inició una costumbre que se mantendría durante la época de los Antoninos, por
la cual, el emperador designaba un sucesor. En la tercera persecución, Plinio
el Joven, hombre erudito y famoso, viendo la lamentable matanza de cristianos,
y movido por ella a compasión, escribió a Trajano, comunicándole que había
muchos miles de ellos que eran muertos a diario, que no habían hecho nada
contrario a las leyes de Roma, por lo que no merecían persecución. «Todo lo que
ellos contaban acerca de su crimen o error (como se tenga que llamar) sólo
consistía en esto: que solían reunirse en determinado día antes del amanecer, y
repetir juntos una oración compuesta en honor de Cristo como Dios, y a
comprometerse por obligación no ciertamente a cometer maldad alguna, sino al
contrario, a nunca cometer hurtos, robos o adulterio, a nunca falsear su
palabra, a nunca defraudar a nadie; después de lo cual era costumbre separarse,
y volverse a reunir después para participar en común de una comida inocente.»
En esta persecución sufrieron el mártir Ignacio de Antioquía. Adriano, el sucesor de Trajano, prosiguió
esta tercera persecución con tanta severidad como su sucesor, al morir en el
138 d.C., fue sucedido por Antonino Pío, uno de los más gentiles monarcas que
jamás reinara, y que detuvo las persecuciones contra los cristianos.
iv.
La Persecución Bajo Marco
Aurelio 177
(Marcus Annius Verus;
Roma, 121-Viena, 181) Emperador y filósofo romano. Los veintitrés años que duró el reinado de
Antonino Pío se cuentan entre los más prósperos del imperio En su relación con
los cristianos, adoptó la misma actitud que Trajano, que evitaba la persecución
pero reprimía las manifestaciones públicas de su fe y castigaba a los fieles
que, tras ser denunciados, se negaban a celebrar el culto de la religión
ancestral. No obstante desencadeno la
cuarta persecución. Germánico, un hombre
joven, pero verdadero cristiano, siendo entregado a las fieras a causa de su
fe, se condujo con un valor tan asombroso que varios paganos se convirtieron a
aquella fe que inspiraba tal arrojo.
Policarpo, el venerable obispo de Esmirna, se ocultó al oír que le
estaban buscando, pero fue descubierto por un niño. Tras dar una comida a los
guardas que le habían prendido, les pidió una hora de oración, lo que le
permitieron, y oró con tal fervor que los guardas que le habían arrestado
sintieron haberlo hecho. Sin embargo, lo llevaron ante el procónsul, y fue
condenado y quemado en la plaza del mercado. Justino, el célebre filósofo,
murió mártir en esta persecución. Varios
fueron decapitados por rehusar sacrificar a la imagen de Júpiter, en particular
Concordo, diácono de la ciudad de Spolito.
v. La Persecución Bajo Septimio Severo (193-211)
Se inaugura una nueva política de persecución. Según Tertuliano, al principio se mostró favorable a los cristianos y a pesar de que este emperador había sido curado por un cristiano, se volvió en contra de ellos. Ante la expansión del cristianismo, y previendo la importancia política, fue llevado a tomar una medida general contra los cristianos. En el 202 promulgó una ley que prohibía la difusión del cristianismo y el judaísmo. Este fue el primer decreto universal prohibiendo la conversión al cristianismo. Los cristianos caen bajo un régimen estricto de vigilancia policíaca, y se les prohíbe la aceptación de nuevos adeptos. En esta época aparece por primera vez el martirio de catecúmenos. Se incrementan las persecuciones en Cartago, Alejandría, Roma y Corinto aproximadamente entre 202 y 210. En estos mismos tiempos la Escuela teológica de Alejandría se ve también perseguida. Clemente de Alejandría dijo de esta persecución: «Todos los días se queman y crucifican mártires antes nuestros ojos». Igualmente estallaron violentas persecuciones en Egipto y África del Norte. Leónidas, defensor del cristianismo, fue decapitado. Su hijo Orígenes fue perdonado porque su madre escondió su ropa. Una joven fue cruelmente torturada y luego quemada en una caldera de brea ardiente con su madre..
•En Cartago, en el a. 203, sufren el martirio:
•(1) Ireneo de Lyon.
•(2) Perpetua y Felicidad.
•(3) Cecilia y su esposo Valeriano
•(4) Estudiantes de Orígenes de Alejandría
vi. La Persecución con Maximinio Tracio (235-238)
Maximino
Tracio,
por reacción contra la corte de Alejandro -dice Eusebio- pretendió desorganizar
la Iglesia eliminando sus cabezas (Hist. Ecl., 6,28). El obispo Ponciano y el presbítero Hipólito
Romano fueron deportados a la isla de la
Cerdeña. Los mártires de Capadocia y Palestina fueron víctimas de causas ajenas
a la política persecutoria imperial.
vii. La Persecución Bajo Decio (249-251)
Se propone evitar la desintegración
del Imperio amenazado del interior y del exterior; decide en vista de ello dar
nuevo auge a las instituciones tradicionales, entre las cuales está el culto
pagano. En enero de 250, publicó un edicto por el que se requería que todos los
ciudadanos hicieran un sacrificio para mayor gloria del emperador en la
presencia de un oficial romano y así obtener un certificado (Libellus) que demostrara que lo habían
hecho. No se exige a los cristianos que renuncien a su fe, sino que cumplan lo
ordenado y que, como todo el mundo, obtengan el certificado de haber
sacrificado a los dioses. Muchos rehúsan obedecer y son por ello torturados o
condenados a muerte. La persecución, sin embargo, fue breve y en definitiva
poco cruenta; se puede citar el martirio de Saturnino en Toulouse, el de Dionisio en París. En general, la opinión
pública condenaba la violencia del gobierno y se admiraba de la resistencia
pasiva de los mártires con lo que el movimiento cristiano se fortaleció. La
persecución de Decio cesó en 251, pocos meses antes de
su muerte.
viii. La Persecución Bajo Valeriano (253-260, 256-259)
Bajo el reinado de Valeriano, que subió al trono en 253, todos los clérigos cristianos fueron obligados a sacrificar a los dioses romanos. En un edicto de 257, el castigo fue el exilio, en 258, el castigo era la muerte. Senadores cristianos, caballeros y damas fueron también obligados a sacrificar, bajo pena de fuertes multas, reducción de rango y, más tarde, la muerte. Por último, se prohibió a todos los cristianos visitar sus cementerios. Entre los ejecutados por Valeriano se encuentran: Cipriano, obispo de Cartago fue martirizado, y Sixto II, obispo de Roma con sus diáconos, el obispo Fructuoso de Tarragona y sus diáconos Augurio y Eulogio, los mártires de Lambese, de Cartago, etc. Según una carta escrita por Dionisio de Alejandria, durante este tiempo, "hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, doncellas y matronas, soldados y civiles, de toda edad y raza, algunos por la flagelación y el fuego, otros por la espada, han conquistado en la lucha y ganado sus coronas." La persecución terminó con la captura de Valeriano por Persia. Su hijo y sucesor Galerio, revocó los edictos de su padre. Una orden de arrestar a un cristiano, de fecha 28 de febrero 256, se encontró entre los Papiros de Oxirrinco (P. Oxy 3035). En el documento no se detallan los motivos de la detención.
•Todos deben participar en un sacrificio general, acompañado de inspección exacta, que conste que cada ciudadano ha sacrificado, que se le emita un “libellus”, un volante de constancia de sacrificio.
•Hubo Libellatici, (los que se consiguieron la constancia que les libraba de la persecución),
•Thurificati (los que quemaron incienso), Sacrificati (los que participaron en sacrificios en honor del emperador).
•Los cristianos reconocen elemento podrido dentro, pues muchos se desbandan.
•Esta persecución dividió a la Iglesia como ninguna otra.
•Esta persecución dividió a la Iglesia como ninguna otra.
•Se desata la controversia sobre los “lapsi” = caídos.
ix. La Persecución Bajo Diocleciano (303-313)
Se inicia la más cruel de las persecuciones con la política de reforzar el culto imperial (285-305; v.); el principal instigador fue César Galerio. El 23 feb. 303, Diocleciano promulga el primer edicto: a fin de impedir a los cristianos la celebración del culto, se ordena la destrucción de los edificios y los libros sagrados, se prohíben las reuniones litúrgicas, y se priva a los cristianos de todos los honores y derechos cívicos. Un segundo edicto a fines de abril del mismo a. 303: ordenaba el encarcelamiento de los jefes de la Iglesia. Un tercer edicto decretó la tortura y la misma pena capital para los que no hubiesen sacrificado a los dioses. Finalmente, a comienzos del siguiente año, y de nuevo por clara instigación de Galerio, un cuarto edicto ordenó un sacrificio pagano general en todo el Imperio; el que se negase a participar se hacía reo de pena de muerte o debía ser condenado a los trabajos forzados. Ciudades enteras cristianas fueron arrasadas. Fue tan larga esta persecución que fue llamada la Era de los mártires, y entre los más célebres se cuentan varios papas, Sebastián, Pancracio y S. Ines, además innumerables mártires; Los Cuatro santos coronados, Félix y Adaucto, Pedro y Marcelino. En Oriente la persecución no cesó sino con la subida al trono de Constantino, en el a. 306.
En abril del a. 311, Galerio cayó enfermo. Licinio, que aspiraba a la sucesión, buscó el apoyo de los cristianos, en vista de lo cual consiguió del moribundo el edicto de tolerancia promulgado en Nicomedia. Con él se ponía fin oficialmente a la persecución.
x. La Persecución Bajo Juliano (361)
Juliano el Apóstata, fue el último emperador pagano del Imperio Romano. Se crio en un momento en que el paganismo estaba en declive, en Roma. Al ser proclamado augusto en el año 361, Juliano de inmediato declaró su fe a los antiguos dioses romanos y buscó provocar un renacimiento pagano. Sin embargo, fue asesinado en Persia en el año 363 y su intento de restaurar el paganismo finalmente fracasó. Juliano utilizó muchos métodos para romper sutilmente la Iglesia. Recordó a los obispos que habían sido desterrados por las enseñanzas heréticas, el clero fue despojado de su derecho a viajar por cuenta del Estado (como lo habían hecho anteriormente) y prohibió a los cristianos enseñar obras clásicas tales como La Ilíada o La Odisea. Juliano fue sustituido por el emperador cristiano Joviano.
2)
Los primeros
mártires
i.
Esteban
El martirio de Esteban supondrá el final del Cristianismo
como secta del Judaísmo, separará el culto cristiano del culto judío y
convertirá al cristianismo en un movimiento de fe universal. Concepto que el
apóstol Pablo llevara a su máxima expresión.
ii.
Santiago
En los Hechos de los apóstoles
(Hc 12, 2), se relata el martirio de Santiago, en Jerusalén hacia el año 43,
muerto a filo de espada por orden de Herodes Agripa I rey de Judea.
iii.
Pedro
La tradición católica narra que Pedro acabó sus días en
Roma, donde fue obispo, y que allí murió martirizado bajo el mandato de Nerón
en el Circo de la colina vaticana. Clemente Romano (102?) (carta a los
corintios), señala que Pedro murió bajo las persecuciones de Nerón. Orígenes
(254) en su Comentario al libro del Génesis III, citado por Eusebio de
Cesarea, dice que Pedro pidió ser crucificado cabeza abajo por no considerarse
digno de morir del mismo modo que Jesús. Jerónimo de Estridón (420) (Vidas de hombres ilustres) señala que la muerte de Pedro fue del mismo
modo.
iv.
Pablo
Durante las persecuciones de Nerón Volvió a ser apresado
en Roma. Fue sentenciado a muerte, por lo que fue decapitado hacia el año 67.
Por tener la ciudadanía romana, gozó del privilegio de la decapitación, ya que
el suplicio de la cruz estaba destinado para quien no era romano.
v.
Ignacio de
Antioquía
(?,
hacia 35 - Roma, 107) Obispo de Antioquía, mártir cristiano y uno de los Padres
Apostólicos de la Iglesia. Se llamó a sí mismo portador de Dios) se cree que fue
discípulo de Juan. Fue condenado a ser devorado por bestias salvajes durante el
periodo de Trajano. En su viaje desde
Antioquía hacia Roma, escribió siete epístolas. Cinco de ellas estaban
dirigidas a las comunidades cristianas de Éfeso, Magnesia, Tralles, Filadelfia
y Esmirna, ciudades de Asia Menor que habían enviado representantes para darle
la bienvenida a su paso por ellas. Las otras dos tenían por destinatarios a
Policarpo, obispo de Esmirna, y a la comunidad cristiana de su destino, Roma. Estas
cartas constituyen una importante fuente de información para conocer las
creencias y organización de la Iglesia cristiana primitiva.
vi.
Justino el
apologeta
( 100-Roma, c. 165)
Apologeta y mártir. De origen pagano, se convirtió al cristianismo. En Roma,
enseñó que lo mejor de la filosofía pagana se inspiraba, a sabiendas o no, en
la revelación mosaica y cristiana. Entre sus obras, destaca Apología. Justino
fue arrestado, junto con seis compañeros suyos. Al ordenársele que sacrificara
a los ídolos paganos, rehusaron, y fueron condenados a ser azotados, y a
continuación decapitados; esta sentencia se cumplió con toda la severidad
imaginable.
vii.
Policarpo de Esmirna (*
c. 70 - † c. 155)
Existen pocos datos acerca de su vida, aunque se sabe por
una relación posterior, acerca de su muerte en la hoguera que es considerada
ejemplo evangelizador de los primeros cristianos. Fue quemado en el año 155 de
la era cristiana, durante el gobierno del emperador Antonino Pío.
viii.
Perpetua y
Felicidad
En el año 202 el emperador Severo ordenó una severa
persecución contra los cristianos, una joven mujer rica de 22 años, llamada Perpetua, fue arrestada y acusada de
cristianismo, junto con su esclava Felicidad,
y otros 3. Ante su negativa de adorar a los dioses paganos, fueron condenadas
al circo.
Historiadores
romanos que mencionan el cristianismo
Cayo
Cornelio Tácito (Roma?, (c. 55 – 120). Fue un historiador, senador, cónsul y
gobernador del Imperio romano. Los
pocos datos que se conocen de su vida indican que desarrolló una brillante
carrera política, que le llevó al Senado así como a ejercer el cargo de cónsul.
Otra obra importante que hay que resaltar es De origine et situ germanorum, más
conocida como Germania, en la cual traza una viva representación de la vida y
cultura de los germanos. Con todo, sus obras más famosas son los Anales, una
historia de los emperadores de la dinastía Julio-Claudia a partir de Tiberio, y
las Historias, sobre la dinastía Flavia. Ambas obras representan un grandioso
esfuerzo por recrear un período convulso de la historia de Roma, y en ellas
ofrece un retrato implacable de los grandes personajes de la época, poniendo de
relieve sus flaquezas. El tono del autor refleja también una cierta nostalgia
por los tiempos de la República y de la grandeza romanas. Tácito «refirió la vida de los césares en treinta
libros desde Augusto a Domiciano.»
Gayo Suetonio Tranquilo (; c. 70 - post 126). Comúnmente conocido como Suetonio,
fue un historiador y biógrafo romano durante los reinados de los emperadores
Trajano y Adriano. Formó parte del círculo de amistades de Plinio el Joven y al
final, del mismo emperador Adriano, hasta que cayó en desgracia por enemistarse
con éste. Su obra más importante es Las vidas de los doce césares (
también conocida como Vitae Caesarum), en la que narra las vidas de los
gobernantes de Roma desde Julio César hasta Domiciano.
Cayo Plinio Cecilio Segundo. En
latín Caius Plinius Caecilius
Secundus, (Como, Italia, 62 - Bitinia, 113 aprox.), conocido como Plinio el Joven, fue un abogado,
escritor y científico de la antigua Roma
No hay comentarios:
Publicar un comentario